James Arthur en Madrid: Dos horas para recordar por qué sus canciones curan

Ayer, 18 de noviembre, James Arthur firmó en el Movistar Arena de Madrid el concierto más multitudinario de su carrera en la capital. El recinto estaba a reventar, sin butacas vacías a la vista, con un público mayoritariamente joven pero salpicado de caras que llevan más de una década creciendo con sus canciones. No hubo telonero: toda la expectación se concentró en un solo momento, el suyo.
Con puntualidad británica, el show arrancó a las 21:00 en punto. A partir de ahí, casi dos horas sin apenas descanso en las que el británico mezcló sus clásicos con los temas de su etapa más reciente dentro de su Pisces Tour.
Un inicio detrás de un telón (literal)
La entrada fue uno de esos detalles que marcan el tono de la noche.
James comenzó a cantar detrás de un telón transparente, apenas iluminado por un juego de luces que bañaba su silueta. Antes de ver su cara, el público escuchó su voz: una atmósfera íntima, casi cinematográfica, construida incluso antes de que "empezara el concierto" de verdad.
Cuando el telón cayó, la puesta en escena ya estaba definida:
banda impecable, sonido muy cuidado, una iluminación que reforzaba cada giro emocional y una escenografía pensada para acompañar —no eclipsar— lo importante: las canciones.
Un repertorio que recorre toda una vida
En el setlist convivieron los himnos que le hicieron mundialmente reconocible con las canciones de su nuevo trabajo "Pisces". No faltaron temas recientes como:
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Water
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Bitter Sweet Love
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FRIENDS
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Embers
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Gucci (Interlude)
Arthur subrayó el cariño especial que siente por FRIENDS, a la que definió como su favorita de este último lanzamiento.
A lo largo de la noche fueron cayendo canciones que el público tenía tatuadas en la memoria:
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Can I Be Him
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Empty Space
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Quite Miss Home
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Cruel
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Naked
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Train Wreck
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Cars Outside / Car's Outside
Y, por primera vez en mucho tiempo para muchos, Madrid pudo escuchar en directo las mezclas que se ha acostumbrado a hacer en esta gira:
"Sermon" / "Gucci" / "Ready or Not" o el combo "Certain Things" / "Safe Inside" / "Quite", enlazadas con naturalidad, casi como si se tratara de una sola canción en varios capítulos.
También hubo espacio para las versiones que han marcado su historia.
"A Thousand Years" de Christina Perri sonó como un guiño delicado, mientras que "Impossible", la canción con la que ganó The X Factor UK en 2012, se convirtió en uno de los momentos más icónicos de la noche: el estadio completamente iluminado por móviles en alto, cantando cada palabra.
El cierre, como no podía ser de otra manera, llegó con "Say You Won't Let Go". Todo el Movistar Arena de pie, cantándola como si se tratara de una confesión colectiva: emotivo, potente y exactamente el final que todo el mundo esperaba.

Cercanía real: carteles, abrazos y humor
Más allá del repertorio, lo que terminó de elevar el concierto fue la cercanía de James Arthur con el público.
En un momento vio un cartel que indicaba que alguien cumplía años ese día.
Sin pensarlo mucho, paró y le cantó el "Happy Birthday" delante de 12.000 personas, entre risas, aplausos y móviles grabando el gesto.
Poco después, otro cartel en primera fila pedía algo más que una canción:
una fan explicaba que había ido a muchos conciertos suyos y le pedía un abrazo. James leyó el mensaje, bajó del escenario y se lo dio. No fue el único contacto directo: repartió más de diez púas, estrechó manos y se asomó varias veces al foso, rompiendo la barrera entre tarima y grada.
También hubo espacio para el humor. El británico anunció que Anne-Marie había venido de sorpresa para cantar juntos "Rewrite the Stars". El Movistar Arena estalló en gritos… hasta que él mismo, riéndose, confesó que era una broma y pidió perdón por haber creado tanta expectación. La canción sonó igualmente, sin invitada, pero con el público ocupando ese papel.
Un segundo escenario en mitad del público
Uno de los momentos más íntimos llegó cuando James decidió improvisar una especie de segundo escenario entre el público. Un sofá, su guitarra y "FRIENDS" como protagonista.
Ese pequeño set acústico creó un clima casi confesional, como si la sala se encogiera y estuvieran en un local diminuto. Contraste total con el despliegue visual del resto del show, y quizá por eso funcionó tan bien: recordaba que, debajo de toda la producción, lo que sostiene su carrera es una persona con una guitarra y cosas que decir.

"Está bien no estar bien"
James Arthur lleva años hablando abiertamente de su salud mental, y en Madrid no lo esquivó.
Se sinceró sobre lo difícil que había sido superar esa etapa en la que la ansiedad y la depresión le impidieron girar con normalidad y explicó que esta era la primera vez que volvía a España desde entonces. Frente a miles de personas, resumió la lección de estos años:
lo más importante es hablar de lo que te pasa, con amigos, con familia o, al menos, contigo mismo. Recordó que "it's okay not to be okay", frase que encaja perfectamente con la vulnerabilidad que atraviesa muchas de sus letras.
Ese discurso encajó con lo que se veía en la grada: gente llorando discretamente en los temas más sensibles, abrazos durante "Train Wreck" o "Empty Space", parejas cantándose "Can I Be Him" como si fuera su historia. No era solo un concierto: era un lugar donde un montón de personas se reconocían en canciones que hablan, precisamente, de no estar siempre bien.

Al terminar, con "Say You Won't Let Go" todavía resonando y una última ovación de pie, quedó una sensación compartida: algunos artistas tienen talento, sí, pero otros parecen haber nacido para estar sobre un escenario.
James Arthur pertenece claramente a ese segundo grupo. Su voz rasgada, capaz de pasar del susurro al grito controlado en segundos, su forma de sostener las notas imposibles y, sobre todo, la conexión casi inmediata que establece con el público, explican por qué sigue siendo una de las voces más reconocibles del pop contemporáneo.
Después de ciudades como Berlín, Milán o Copenhague, Madrid tuvo por fin su noche grande del Pisces Tour. Y si algo demostró el concierto del Movistar Arena es que, más de una década después de "Impossible", James Arthur no solo mantiene el nivel: está en un momento en el que su historia personal, su discurso y sus canciones encajan como nunca.
Quien estuvo allí salió con la sensación de haber vivido algo más que un show pop.
Salió con la certeza de que, durante dos horas, alguien puso música —y voz— a cosas que muchos no se atreven a decir en voz alta.
Redacción: Arthur Leonardo
Acreditación: Live Nation Spain
