Jessie Reyez en Madrid: catarsis, libertad y “Pure Love”

La noche del martes, el ático de la estación de Chamartín se convirtió en un santuario. Jessie Reyez debutó en Madrid con sold out en la Sala Wagon y convirtió su primer show en la capital en un ritual catártico: amor, rabia, empoderamiento y una comunidad encendida desde el primer acorde.
Tres reglas para una noche sin vergüenza
Poco después de las nueve, entre euforia y impaciencia, estalló "I Never Said I Was Sane". Antes de pisar a fondo, Jessie marcó el marco del concierto con tres reglas:
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No Shame: espacio seguro para soltarse sin miradas ajenas.
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Dejarse la voz: "volver a casa sin voz, como si hubierais fumado 80 cigarrillos".
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Salir mejor de lo que se entró.
Nadie se atrevió a romperlas: el tono quedó fijado —honesto y sin filtros.
Un ejército emocional en la azotea
La artista colombo-canadiense dominó con el carisma de quien lidera un ejército emocional. Con la camiseta de fútbol en los colores de su último disco (amarillo y negro) y el pie de micro cubierto de sujetadores lanzados desde la primera fila, su presencia fue pura electricidad. Entre inglés y español, Reyez cruzó registros con naturalidad y llevó a la sala del susurro al grito.

Repertorio: del confesionario al club
El set —estructurado en cinco bloques— recorrió Paid in Memories y los himnos que la hicieron indiscutible en el R&B alternativo.
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Confesionario colectivo: cuando sonaron "Figures" o "Mutual Friend", Wagon bajó las defensas y cantó a pleno pulmón.
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Coro de victoria: "Couldn't Be Me" se convirtió en un canto afirmativo, la voz de Jessie fundida con cientos de gargantas.
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Sudor y luces: con "Oceans" (canción que tiene con Calvin Harris) la sala mutó a discoteca vibrante, estrobos y cuerpos en trance.
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Puente en español: la sorpresa llegó con "Sola", una de sus piezas más personales, cantada en castellano y recibida entre lágrimas y abrazos.
Discurso, raíces y reivindicación
Fiel a sus raíces colombianas, Jessie se dirigió al público en español y abrió un espacio para que, desde la audiencia, estallara un "Free Palestine" espontáneo. Más tarde, en su intervención central —donde otras noches remataba con "Fuck ICE"— eligió, siguiendo el consejo de su madre, una consigna de unión: "Pure Love", coreada al unísono. La diferencia entre encender y ensanchar quedó clara.
Escena y gesto: cercanía sin pose
Sin grandes efectos, la narrativa visual fue directa: energía física, humor a bocados, verdad sin maquillaje. Jessie bailó, rió, gritó, pidió cuerpos y voces, y los obtuvo. Hubo incluso un momento acústico-lumínico para "Figures": guitarra, sala iluminada por móviles y un coro que parecía no terminar nunca.
El cierre: libertad como destino
Cuando parecía que ya no quedaba nada por decir, Jessie regresó al centro y soltó la primera línea de "FREE": "I just wanna be free…". Fue un final coherente con la tesis de la noche: independencia emocional como forma de resistencia cotidiana. La Wagon respondió con un rugido largo, de esos que te acomodan el alma.

Artista: Jessie Reyez · Gira: Paid in Memories Tour (única fecha en España; cierre de etapa europea)
Fecha/Lugar: Martes, Sala Wagon (azotea Estación de Chamartín), Madrid
Aforo: Sold out
Apertura de puertas / Inicio: ~21:00 / arranque con "I Never Said I Was Sane"
Highlights: "Couldn't Be Me", "Figures", "Mutual Friend", "Sola", "Oceans", "FREE"
Consignas: No Shame · 80 cigarrillos (metáfora) · Pure Love
Atrezzo icónico: pie de micro cubierto de sujetadores (lanzados durante el show)
Redacción: Eva Mª Sierra
Fotografía: Dara Chriss
Acreditación: Live Nation Spain
Texto original — The Groove Club (crónica Madrid).
