Volver a uno mismo: la génesis de ORIGEN, el álbum confesional de David Catá

24.05.2025

Hay discos que no se componen: se gestan. Que no se escuchan con los oídos, sino con la piel. ORIGEN, el debut musical del artista gallego David Catá, es uno de ellos. Publicado a finales de 2022, este álbum no fue solo una colección de canciones: fue un regreso, una costura emocional con hilo rojo y memoria líquida.

Conocido por bordar retratos en su propia mano como forma de intervención artística, Catá decidió trasladar esa misma lógica visceral a la música. No es de extrañar, entonces, que ORIGEN suene a cicatriz. Porque está hecho de eso.

El hilo que cose la memoria

Catá no escribe canciones: teje historias. En sus fotografías, la aguja atraviesa la palma de su mano para plasmar rostros amados, raíces biográficas, duelos. En ORIGEN, esa aguja cambia por melodías, pero la intención permanece: documentar lo que emociona antes de que se desvanezca.

Temas como "En la piel", "Presentimiento" o "Sete pétalos de rosa" no pretenden ser himnos ni ocupar las listas. Pretenden ser anclas, testigos del amor, del dolor, de la pérdida. Hay pianos solitarios, texturas electrónicas que parecen aliento contenido, y voces que no cantan: susurran.

"Mi piel se convierte en las hojas de mi diario, la aguja e hilo en la tinta y la pluma con la que escribo mi historia", cuenta David.

Cada track es una puntada emocional. Y cada nota, un paso hacia atrás para recordar quién fue… y por qué no quiere olvidarlo.

ORIGEN como punto de fuga

El título no es casual. Volver al origen es un gesto de resistencia en un mundo que corre. Es enfrentarse al espejo de la infancia, a las voces de la abuela, al olor de la tierra. Es un gesto radical, íntimo y profundamente artístico. Y David Catá lo hizo sin artificios: con producción doméstica, grabado entre el estudio de su casa en Viveiro y madrugadas de encierro pandémico.

"No hago música para ser oído, la hago para no olvidar."

Este disco es, literalmente, su casa sonora. Y en ella entramos como visitantes emocionados, sabiendo que al cruzar el umbral no saldremos igual.

El arte como resistencia emocional

David Catá no solo hace música. Interviene el tiempo. Usa su cuerpo como lienzo, la aguja como lápiz, y la música como archivo emocional. Y en ese cruce de disciplinas construye un universo propio, donde la memoria no muere: se borda, se toca, se transforma.

Este disco, igual que sus fotografías cosidas, es una ofrenda a lo humano. Y como tal, exige ser escuchado con atención, con vulnerabilidad, con respeto. Porque ORIGEN no busca entretener: busca acompañar. Y en los tiempos que corren, no hay gesto más valiente.

Un debut que es carrera

ORIGEN no vino acompañado de una gira, ni de vídeos virales, ni de promociones calculadas. Fue lanzado en silencio, como se lanzan los suspiros en medio de un duelo. Pero, paradójicamente, esa ausencia de artificio fue su mayor virtud.

En un mercado musical obsesionado con la exposición, Catá eligió el susurro. Eligió el arte como confesión, no como espectáculo. Y eso lo volvió imperecedero.

Un disco que respira en cada escucha

Casi tres años después, ORIGEN sigue respirando. Porque no está ligado al calendario, sino a los ciclos de la vida: al amor, al duelo, a la raíz. A esa necesidad humana de escribir su historia en alguna parte, aunque sea en la palma de la mano. Y eso lo conecta no solo con los oídos, sino con el alma.

En tiempos de música desechable, ORIGEN es un bálsamo. Un diario sonoro donde cada oyente puede escribir también su propia pérdida, su propio paisaje.

Escucha ORIGEN y deja que David Catá borde también tu memoria. Porque a veces, volver a uno mismo es el acto más revolucionario.


Redacción: Ethan López