System of a Down: el disco que prendió la mecha y el fuego que aún arde

En 1998, mientras el nu metal daba sus primeros rugidos y el rock alternativo buscaba nuevos horizontes, una banda armenio-estadounidense irrumpía con una propuesta tan inclasificable como explosiva. System of a Down lanzaba su primer disco homónimo y, sin saberlo, abría la puerta a una nueva era en la música pesada: política, teatral, folclórica, visceral.
System of a Down no solo fue un debut afilado, sino un manifiesto sonoro. Con temas como Sugar, Spiders, War? o Darts, el cuarteto de Los Ángeles desnudaba el absurdo del mundo moderno con una mezcla insólita de thrash, punk, melodías armenias y crítica geopolítica. Era imposible encasillarles. Lo sigue siendo.
El álbum que cambió las reglas
Editado por American Recordings y producido por Rick Rubin, este LP condensaba la energía incontenible de sus directos, pero también ofrecía una profundidad conceptual que no todos vieron venir. La voz de Serj Tankian, el nervio de Daron Malakian, la solidez de Shavo Odadjian al bajo y la precisión quirúrgica de John Dolmayan en la batería formaban un todo tan cohesivo como inestable. Justo ahí estaba la magia.
El álbum original incluye 13 temas que aún hoy resisten el paso del tiempo. Y no solo resisten: reclaman su sitio en el olimpo del metal alternativo. Fue el punto de partida de una banda que redefiniría los límites del género en discos posteriores como Toxicity o Hypnotize.
La Ibanez Iceman de Daron Malakian
Hablar de System of a Down es, también, hablar de Daron Malakian. Y hablar de Daron es hablar de su guitarra: la Ibanez Iceman, tan icónica como su sonido.
En una entrevista reciente, Malakian recordó cómo esa guitarra llegó a sus manos: "Fui al Guitar Center y vi un Iceman sentado allí y pensé: "Esa es una guitarra que no usa mucha gente". Era única. Nunca antes se me había ocurrido usar una". Al principio la dejó en el estante, fiel a sus Fender Big Apple Strat, pero un día se la llevó al escenario… y el resto es historia.
Desde entonces, su silueta afilada y tono áspero se convirtieron en parte inseparable del ADN visual y sónico de SOAD. En 2004, Ibanez incluso lanzó una edición limitada de su modelo personalizado, la DMM1, homenajeando su influencia.

¿Nuevo disco a la vista?
Han pasado 20 años desde su último álbum, Hypnotize (2005). Desde entonces, los rumores, las giras y las tensiones creativas han sido constantes. Pero las esperanzas nunca han muerto.
En una reciente aparición en el podcast Talk Is Jericho, Malakian sorprendió a los fans: "Podríamos escribir un nuevo álbum, y creo que podría salir bien. Pero estamos agradecidos por el amor que siguen recibiendo nuestros discos antiguos". Palabras medidas, pero significativas. No hay planes concretos, pero tampoco una negativa rotunda.
El escenario ideal aún no está claro. Las diferencias creativas entre Serj y Daron han sido públicas, pero también lo ha sido su respeto mutuo. Mientras tanto, el público sigue llenando estadios y cantando letras que, décadas después, siguen retumbando con fuerza.
Mucho más que nostalgia
¿Habrá nuevo disco? Tal vez. ¿Hace falta? Quizás no. Porque System of a Down no es solo una banda que escuchas: es una banda que te forma. Que te golpea. Que te acompaña en la rabia y en la reflexión.
Y su primer disco, esa joya publicada en 1998, sigue sonando con la urgencia del primer día. Un grito necesario en un mundo que sigue sin entenderse a sí mismo.

Detalles del vinilo
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Álbum: System of a Down
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Artista: System of a Down
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Formato: LP, Stereo
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Canciones: 13
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Género: Metal alternativo, Nu metal
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Sello: American Recordings / Columbia
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ISBN: 9786316645272
Tracklist destacado
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Sugar
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Spiders
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Darts
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Mind
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Suggestions
Peephole
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Suite-Pee

The Groove Club y su serie Clásicos del presente rescatan discos como este no solo para la escucha, sino para la historia. Porque algunos álbumes no envejecen: se hacen más necesarios con los años.
Redacción: Ethan López