Tamino hechiza Madrid: intimidad, pulso y belleza infinita en La Riviera

25.09.2025

Sin estridencias ni artificios. Tamino convirtió La Riviera en un refugio de calma donde la emoción mandó desde el primer minuto. Arropado por su banda y con el oud colgando del cuello, el belga de ascendencia egipcia ofreció un concierto íntimo, envolvente y muy participativo, con la sala al 75% de aforo y un público diverso —jóvenes y adultos— dispuesto a dejarse llevar.

Apertura: Sam de Nef marca el tono

El telonero Sam de Nef abrió la noche con un set de aire introspectivo que fijó la pauta: canciones de trazo fino, tensión contenida y atención en la sala. Desde ahí, el tránsito hacia Tamino fue natural; la velada ya pedía ojos cerrados y respiración lenta.

Escena y sonido: mínima forma, máximo impacto

Producción básica pero potente: luces indirectas en claroscuros, misterio controlado, todo al servicio de la voz. La Riviera —habitualmente irregular— respondió con mezcla limpia y equilibrada: la voz al frente, instrumentos respirando a su alrededor. A ratos, la sonoridad del chelo llenó el espacio con una calidez que encajó con el templo de penumbra levantado por el diseño de iluminación.

El concierto: un vaivén entre rito y susurro

Tamino alternó oud, guitarra eléctrica y acústica, modulando la intensidad entre momentos muy íntimos y pasajes colectivos junto a la banda. Hubo trances sostenidos y clímax medidos; cuando el fraseo subía, la sala subía con él.

Setlist

  1. My Heroine

  2. Raven

  3. Willow

  4. The Flame

  5. Persephone

  6. Sanctuary

  7. Every Dawn's a Mountain

  8. Elegy

  9. Sleep Talking

  10. Sanpaku

  11. Indigo Night

  12. Babylon

  13. Dissolve

    Bis

  14. Amsterdam

  15. Habibi

Momentos clave

  • My Heroine: arpegios iniciales y el chelo envolviendo la sala; el tiempo, en suspenso.

  • Persephone y Sanctuary: respiración honda, banda entrando y saliendo con precisión.

  • Indigo Night: primera gran ovación, coreada de principio a fin.

  • Habibi: cierre magnético; introducción de chelo estremecedora y comunión total.

Entre temas, Tamino habló poco pero cercano, incluso en español básico, arrancando sonrisas y aplausos.

Público y atmósfera

Audiencia tranquila y atenta, con coros y palmas cuando tocaba y silencios respetuosos en los pasajes delicados. También se coló alguna conversación a destiempo —inevitable en una sala grande—, recordatorio de que su directo exige concentración para desplegar toda su fuerza.

Lenguaje y raíces

El proyecto vive en la intersección de folk melancólico, rock de calado y raíces árabes. La voz —amplia, profunda, de tres octavas— es el eje; el oud y la arquitectura rítmica aportan esa pátina de desierto y marejada. En directo, la emoción del estudio se multiplica.

Producción musical: luces y sombras

  • A favor: sonido nivelado, voz nítida, chelo y teclas con espacio; iluminación que pinta la música sin imponerse.

  • Para afinar: reducir el ruido de fondo en zonas puntuales para preservar el silencio como bien preciado.

No fue un show de fuegos artificiales; fue sutileza sostenida. Un concierto para cerrar los ojos y dejarse llevar. Si buscas intensidad sin estrépito, Tamino en directo es cita obligada. Y Madrid, una vez más, salió del río con la sensación de haber tocado algo sereno y verdadero.  


Redacción: Arthur Leonardo
Fotografía: Dara Chriss
Acreditación: Live Nation Spain