Xavier Rudd en el Palau: hogueras, bucles y el eco de un sueño compartido

No ardía el fuego, pero todo olía a rito. Un círculo de luz cálida proyectado en el escenario transformó el Palau de la Música Catalana en una playa australiana por una noche. Xavier Rudd presentó Where To Now con un directo que abrazó emoción, diversidad y compromiso vital. La velada rozó el sold out (≈2.000 asistentes) y confirmó lo que muchos intuían: en escena, Rudd no solo interpreta canciones; convoca comunidad.
Telonero: Finojet, primeras brasas
A las 20:30, Finojet —cantante/compositor australiano-canadiense, exlíder de Calypso Cora— abrió con un set de indie-rock/folk armado de acústicas, eléctrica, armónica y loops. Su voz juvenil, bañada en reverb, llenó el recinto mientras el público aún entraba (sí, hubo que pasar por taquilla: una de nuestras entradas falló y el personal resolvió con amabilidad).
Finojet mostró temple y control de dinámicas, haciendo cantar y callar a la sala como un veterano. La cara B: el bombo electrónico constante alentó palmas mecánicas que, por momentos, diluyeron la magia. Aun así, dejó una huella honesta y prometedora.
La "misa rudista": cuando comienza el rito
A las 21:30, descalzo y con peto sencillo, Xavier Rudd apareció como un chamán moderno. Antes de tocar, habló de amor, familia y unidad: la noche iba de eso. Con guitarra, didgeridoo, lap steel, percusiones/batería, bajo y loops, levantó capas sonoras que oscilaron entre el mantra y el estallido rítmico.
La sala respondió con coros, palmas y pie en tierra desde la segunda canción. A ratos, el bombo insistente volvió a marcar un pulso colectivo —palmas metronómicas incluidas— que restó espacio al silencio contemplativo. Pero el trance llegó igual: sentado a la batería, Rudd sopló el didgeridoo y el Palau se volvió selva interior.

El Palau, aliado perfecto: sonido y luz
Acústica y mezcla impecables: volumen medido, voz cristalina, inteligibilidad total. La iluminación mereció planos propios: haces ascendentes, cúpula/techo dialogando con el color. El propio Rudd detuvo el flujo para elogiar el techo del Palau.
Escenografía mínima —él y sus instrumentos—, la decisión correcta para una propuesta que se sostiene en lo esencial.
Setlist: un viaje de raíz (y de respiro)
Repertorio oficial
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Breeze
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Let Me Be
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Energy Song
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Culture Bleeding
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We Deserve to Dream
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Storm Boy
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Ball and Chain
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Morning Birds
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Messages / Guku
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Spirit Bird
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Stoney Creek
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Lioness Eye
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Come Let Go
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Follow the Sun
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Shake It
Bis: 16. Where To Now · 17. Magic
Momentos clave
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Storm Boy / Spirit Bird: misticismo y respiración larga; la sala contuvo el aire.
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Follow the Sun: emoción colectiva, aunque las palmas constantes impidieron el silencio pleno que pide el tema.
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Trance de didgeridoo: percusión + soplo ancestral = catarsis.
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Bis dual: del funk mult-instrumental a un banjo íntimo que cerró como una plegaria.

El público: entre el gozo y la introspección
Mayoritariamente entre 30 y 60 años, con perfil cultural y cosmopolita (locales e internacionales). Sensibles a folk, roots, reggae suave y discursos medioambientales/espirituales. Hubo participación alta: coros, palmas, gente en pie, silencios cuando tocaba… y un abanico emocional visible: ojos cerrados, manos al pecho, bailes personales. A veces parecía que todo el mundo había fumado antes; otras, que estaban en meditación guiada.
En medio, periodistas serios cual monolitos —alguno cabeceando cuando entraba la percusión.
El relato: espiritualidad sin dogma
Rudd alterna folk, blues, reggae y raíces con mensajes de conciencia ecológica y respeto a los pueblos originarios. Su discurso puede parecer simple; lo compensa con coherencia y verdad. Hubo humor: recordó cuando oyó "Xavi, Xavi" en Catalunya y pensó que le gritaban; la sala rió y respondió coreando su nombre.
También hubo orgullo paterno: elogió a Finojet, abrebanda de la gira española 2025. (En prensa, más de uno lo ha llamado "Finojet Rudd".)

Luces y sombras (pequeñas)
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+ Sonido y voz exquisitos; iluminación magnética; comunión real artista-público.
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+ Virtuosismo multiinstrumental al servicio de la canción, no del lucimiento.
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± El bombo electrónico sostenido fomentó palmas repetitivas que restaron matiz a ciertos pasajes contemplativos.
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– Acceso: incidencia puntual en entradas, resuelta con rapidez en taquilla.
Epílogo: la religión rudista
No fue un concierto de mentira; fue una ceremonia laica. "Religión rudista" si queremos ponerle nombre: música como fogata, comunidad alrededor, cadenas que se aflojan. Salimos con la sensación de haber estado más cerca de algo simple y esencial.
En una ciudad que corre, anoche Barcelona se sentó descalza a mirar un fuego que no ardía… y sin embargo, ardía.

Artista: Xavier Rudd · Lugar: Palau de la Música Catalana (Barcelona)
Fecha: Lunes 22 de septiembre, 21:30 (telonero Finojet a las 20:30)
Producción: Karpantico · Invitación prensa: Background Noise
Gira: Euro Tour 2025 · Nuevo disco: Where To Now
Redacción: Ethan López
Acreditación: Background Noise
